La Estrategia de Mercadeo de Cirilo Pérez para vender Tomate Margariteño

Texto y fotos Eleonora Mata
@PeriodismodeLeyena


 En un recorrido a todo largo de la 31 de julio, del Crucero de Guacuco hasta la entrada de Manzanillo, un modesto puesto de venta a la altura del cruce de Salamanca resalta de todos los demás de su tipo. Es el puesto de Cirilo Pérez, un agricultor de abolengo que no es precisamente de Arismendi ni de Antolín, es del Valle del Espíritu Santo y nos contó su historia de agricultor especializado en Tomate Margariteño y cómo practica su muy particular estrategia de mercadeo para vender todo lo que cosecha.

Ya estamos entrando en la temporada más importante de cosecha del tomate margariteño, febrero, marzo y abril, aunque se puede conseguir todo el año. Es un fruto muy llamativo por su forma irregular, abultada, de gran tamaño, con un sabor y textura muy particular, que puede llegar a pesar más de 500 gramos aunque Cirilo acaba de cosechar uno que alcanzó un kilo 200 gramos; es una especie que contiene mucha agua, de piel muy delgada y que destaca por su acidez, nos comenta el agricultor insular.

-Señor Cirilo, usted es de por aquí?.
-No yo soy del Valle del Espíritu Santo. Por allá tengo mi siembra. Mi padre también cultivaba tomate.
-Y entonces, por qué se pone a vender tan lejos de donde vive?
-Bueno, porque todo lo que uno saca a vender a esta avenida, se vende. Por aquí pasa mucha gente, es la ruta de las playas. Yo siempre digo, que hay que saber cómo hacer las cosas.

Como comentábamos al inicio el puesto de venta de Cirilo es objetivamente “un imán” y no porque esté mejor decorado, sea más grande o tenga apoyo musical, simplemente sus tomates son enormes, están impecablemente limpios, sin golpes, brillantes, son hermosos, los mejores de toda la 31 de julio.

-Comentan que es muy difícil la siembra del tomate margariteño?
-Usted ha tenido hijos?. Mire, cosechar tomate margariteño es como criar un bebé. Hay que estar pendiente todo el día, de nada se enferman, hay que mimarlos y atenderlos como si fueran un muchachito. Cada vez hay menos gente sembrando tomate margariteño, han dejado de hacerlo porque el cuidado de la planta es laborioso, es como tener un bebé.

Para el momento de la conversación con Cirilo, el precio del kilo que él vende era de Bs. 80 mil. Exhibe un grupo de tomates sobre la tabla que le sirve de exhibidor, y guarda otros en su carro que estaciona muy cerca del puesto, y del que va sacando mercancía según avanza la venta del día.

La especie del tomate margariteño resulta de la adaptación que hizo el fruto a la agreste geografía insular, con altas temperaturas, alta salinidad, tierras relativamente áridas o secas, y noches frescas con algo de rocío.El ingeniero agrónomo Sergio Somov, - quien es actual Directivo de la Cámara de Comercio y reconocido agroindustrial insular- explica que “la deformación del tomate obedece al exceso de calor y  aridez, que se traducen en una polinización pobre e irregular, porque los lóculos de las flores no se desarrollan y se forman depresiones en el fruto que lo hacen único”.

El tomate margariteño se da con sus características de sabor y tamaño solo en la isla, -grega Somov- cuyo clima está integrado por días muy cálidos,  noches frescas y agua ligeramente salobre. “Si llevas las semillas a tierra firme, crecen parejos y pierden calidad. Los que se dan en la isla parecen que vienen aderezados con una vinagreta” afirmó el especialista.

La estrategia de venta de Cirilo
Tal y como lo pone en práctica intuitivamente Cirilo, vender es un arte. Por eso su recomendación es “haga lo que haga, hágalo con cariño y dedicación; presente su producto de manera impecable, llamativa y exhibiendo lo mejor en el punto de venta; cuide que el producto luzca limpio, que brille, y busque el mejor punto de venta, donde la mercancía tenga acceso a la mayor cantidad de gente”.

Tomate de Película.
Cirilo a la derecho con otro agricultor, alabando sus tomates.
Los mejores de la avenida 31 de julio.



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