Día de los enamorados desde la antigua Roma a negocio global.



Ima Rosa Rivas Varela   @periodismodeleyenda

Muchas personas creen de manera equivocada que el Día de San Valentín, al que muchos  llaman Día de los Enamorados, es una moda consumista de los últimos años, surgida en Estados Unidos. Esto no es así, sus orígenes se remontan a tiempos prerromanos y esta festividad contiene vestigios e ingredientes de distintas épocas; paganos, cristianos, de tradiciones medievales y de los últimos 200 años, que se fueron sumando hasta darle a esta fiesta su actual forma.




Antes de Cristo, en Roma, poco antes de marzo, se solían celebrar una serie de festividades de purificación llamadas Februa o Februalia (de la palabra latina februum, que significa purgación o purificación, en las cuales las personas se flagelaban con un látigo.Más adelante, surgió otra, Lupercalia, que se celebraba entre el 13 y el 15 de febrero de cada año.  Esta fiesta se realizaba en honor a Lupercus, dios de los pastores que protegía los rebaños de ovejas de los lobos que acechaban los alrededores de Roma. La mayoría de las religiones y  tradiciones se inspiran en hechos de la realidad, pero a través de los años van tomando formas fantásticas y alejadas de su génesis.Lupercalia también se celebraba en honor a Juno, reina de los dioses, diosa del matrimonio, la maternidad y la fertilidad. La fiesta de Lupercalia terminó absorbiendo a la festividad de Februalia como una más de sus actividades. Casi todo en Lupercalia estaba asociado con la fertilidad y entre el 13 y 15 de febrero, los sacerdotes se juntaban cerca de la cueva Lupercal del Monte Palatino, donde según la leyenda romana, Rómulo y Remo fueron amamantados por la loba de nombre Lupa. Allí realizaban ritos, sacrificios que incluían latigazos y festejos para prevenir la esterilidad, recibir fertilidad y no sufrir durante el momento del parto.La celebración de Lupercalia terminaba usualmente con excesos como orgías o incluso gente corriendo ebria y desnuda por las calles, perseguida por ebrios empuñando un azote. Por inscripciones que se encontraron, hoy se sabe que esta festividad se expandió por Italia y otras partes del Imperio Romano, como la Galia (actual Francia).



Las festividades de Lupercalia se siguieron celebrando en Roma durante siglos, hasta que el Papa Gelasius I (492-496), quien se oponía totalmente a esta, por considerarla salvaje e impura, terminó por abolirla introduciendo el componente cristiano de la fiesta y estableciendo el 14 de febrero como Día del Santo Valentín. San Valentín en realidad fueron dos mártires con ese nombre, que con el paso del tiempo, las leyendas juntaron en un solo santo. El primero fue Valentín de Roma, sacerdote de la ciudad de Roma ejecutado en el año 270,el otro el Obispo Valentín de Terni, ejecutado en el año 273 (durante la persecución a los cristianos). El Papa Gelasius I estableció que se celebrara el onomástico de San Valentín, y como no se tenían suficientes datos sobre las vidas de estos dos cristianos sacrificados, el Papa dejó bien claro que se trataba de hombres con el nombre Valentín "cuyos actos eran conocidos únicamente por Dios". Hasta aquí los hechos históricos.

Con el paso del tiempo, se fueron agregando leyendas y mitos que inflaron la imagen e historia de San Valentín.  Se dice que al ser encarcelado, tuvo un encuentro con el Emperador Claudio II, quien impresionado con la dignidad y convicción de Valentín, le ofreció perdonarle la vida si abandonaba el cristianismo. Pero Valentín se negó e incluso intentó convertir al emperador.  Antes de su ejecución realizó el milagro de curar de la ceguera a Julia, la hija de su carcelero Asterius. Tanto Julia como toda su familia y sirvientes se convirtieron. El monje benedictino británico, Beda el Venerable, en su catálogo de la vida de los santos (Martirologio de Beda), defiende esta leyenda. Luego de curar a Julia, el mártir se enamoró de ella y la noche anterior a su ejecución del 14 de febrero, le escribió una carta de despedida firmada con la frase: "De tu Valentín", una expresión que en la actualidad se utiliza en las tarjetas de enamorados durante el Día de San Valentín. Más adelante, la historia siguió siendo inflada y decorada con más relatos. Uno de ellos narra que el Emperador Claudio II,  había prohibido casarse a los soldados de su ejército, porque los hombres casados no eran buenos soldados. Disconformes con esta decisión, los soldados acudían a San Valentín para que los casara en secreto. Con el paso de los siglos, las narraciones se fueron repitiendo de boca en boca, tomando forma y estableciéndose como reales.

Durante la mitad del medioevo surgió una tradición, en la que el Día de San Valentín, las mujeres jóvenes escribían sus nombres y los introducían en una vasija, para que luego fueran retirados por los hombres solteros en una especie de lotería. Así se formaban parejas de manera temporal, que si se enamoraban, podían volverse permanentes e incluso llegar a casarse. Pero la primera asociación históricamente comprobable del Día de San Valentín con los enamorados,  recién apareció en el año 1382, cuando el escritor Geoffrey Chaucer, padre de la literatura inglesa, escribió  Parlement of Foules (El Parlamento de las aves) un poema de 700 versos para conmemorar el casamiento del Rey Ricardo II y Ana de Bohemia.

“Pues esto fue en el día de San Valentín, cuando todas las aves van ahí a escoger su pareja”Esa línea de este poema asociando a San Valentín con los enamorados, fue rápidamente captada por la sociedad y para el siglo 15 (años 1400s), cada 14 de febrero se celebraban concursos amorosos y se enviaban cartas románticas para el día de San Valentín.

Durante los siguientes siglos resurgió la costumbre que las mujeres solteras introducían sus nombres en vasijas para ser retiradas por los hombres solteros, esta vez para ser practicada exclusivamente en el Día de San Valentín. El año 1840 se popularizó el envío de tarjetas de San Valentín en Gran Bretaña pues las imprentas comenzaron a producir  tarjetas con mensajes, versos y dibujos para enamorados. Pronto se volverían tan populares que comenzarían a producirse en masa y comenzó la comercialización de la festividad.En 1847, Esther Howland, dueña de una gran librería en Massachusetts introduce  la celebración del  San Valentín en Estados Unidos como un día dedicado a los enamorados, al comenzar a fabricar en aquel país, tarjetas o Valentinas industriales con frases y adornos. Nace así en Norteamérica, un negocio que a partir de entonces generaría millones de dólares cada año. En 1913, la empresa de los hermanos Hall (Hallmark) impulsó aún más la producción y ventas, convirtiéndose en el mayor fabricante de tarjetas de San Valentín en el mundo actual.



Debemos destacar que  en 1969, bajo el pontificado de Pablo VI y después del Concilio Vaticano II, San Valentín fue eliminado del calendario litúrgico tradicional católico y pasó a ser una fecha con santo pero sin celebración. Y así les contamos esta historia de leyenda, sobre cómo la festividad de la fertilidad de la Antigua Roma, que se convirtió después en el día para conmemorar a un mártir,  acabó transformándose en un gran negocio global.


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