El emprendimiento: ¿único camino a la satisfacción personal?
Por:
Ana Requena
@PeriodismodeLeyenda
Todos tenemos deseos y nos planteamos metas de las más
variadas índoles: emprender nuevos estudios, planificar un viaje, cambiar de
empleo o mudarnos. Muchas veces su realización se ve obstaculizada por esta pequeña voz interna que nos dice
que no es para nosotros, que no podemos o que podría ser tal vez algún día,
pero no ahora. Solemos pensar, y nuestra sociedad nos acompaña en esa trampa,
que se necesita tener confianza en uno
mismo para poder completar nuestros más anhelados proyectos, lo que nos condena
a posponer siempre lo que realmente nos haría felices. Es como pretender poner
el carrito antes que el caballo y pretender que éste avance sin problemas.
Al observar a nuestros adultos
jóvenes, resulta paradójico que los aprendizajes que obtienen cuando se
involucran en juegos digitales no sean fácilmente trasladables a su vida
diaria. Cuando comienzan a jugar en las plataformas virtuales, no tienen la
menor idea de cómo comportarse, ni qué se espera exactamente de ellos. A pesar
de esto, logran testarudamente aprender por ensayo y error los diferentes pasos
a seguir para ir superando obstáculos logrando acceder a niveles superiores. No
necesitan tener un plano detallado ni “saber” hacer todos los movimientos, ni
conocer todas las claves, no tienen que confiar en tener todas estas
capacidades. Es en el desarrollo del juego y en cada fracaso o victoria que se
va gestando la autoconfianza en sus capacidades para seguir adelante.
Es así como, la autoconfianza no se
decreta, ni se decide. Se va logrando y cimentando gracias a todas aquellas
cosas que emprendemos sin estar muy seguros de como ejerceremos nuestro rol,
pero que logramos superar gracias a nuestra tenacidad, esfuerzo y aprendizaje
continuo y esto aplica tanto a nuestros pequeños o grandes retos del día a día
como a otros sueños y proyectos. Día
a día muchos de nosotros hacemos nuestras las expectativas de los otros y al no
cumplirlas, agredimos nuestra autoconfianza al juzgarnos como incapaces.
Sumado a esto, en otra trampa de
nuestro entramado social muchos excelentes profesionales que realizan grandes
aportes a las organizaciones con las que trabajan, no se sienten totalmente satisfechos
consigo mismos, porque se perciben como ineptos para crear un emprendimiento
propio, lo que les lleva a tener poca “auto-confianza”. Teniendo múltiples
ventajas, esta moda del emprendimiento nos ha metido en muchos problemas, al
hacernos pensar que si no somos capaces de tener nuestra propia empresa no
servimos ni serviremos para nada, incidiendo en que tengamos una sensación de
vida sin sentido y que los ambientes laborales se tiñan de desazón y desánimo.
Otra lesión hacia la construcción de
nuestra autoconfianza proviene de la manera en la que evaluamos nuestros
comportamientos pasados. Si hemos empezado a leer 5 libros y no los hemos
terminado o comenzamos varias veces a hacer un post grado y lo abandonamos, por
ejemplo, nos decretamos como irremediablemente poco perseverantes y colocamos
esta afirmación en nuestra cabeza dejándola actuar como una espada de Damocles
sobre nuestros proyectos.
Para superar estas sensaciones, hay
que prestar atención a la utilidad de las cosas que nos decimos. No se trata de
saber si lo que pensamos de nosotros es cierto o no, sino saber de qué nos
sirve pensar de esa forma y a qué nos predispone. En cualquiera de los casos,
sea cual sea nuestra decisión de vida, lo importante es comprender que nada
puede hacernos felices o infelices, a menos que así lo decidamos.
Nuestra Escritora:
Ana Requena es Psicólogo Clínico egresada de la Universidad Central de Venezuela, y en la actualidad ocupa la Dirección de Orientación Estudiantil y Servicios Psicológicos de la Universidad de Margarita "UNIMAR".
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De eso se trata, de descifrar nuestra ruta, emprenderla y hacerla un propósito de vida viable que nos inspire. |
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