La verdadera historia de las Tetas de María Guevara

La verdadera historia de Las Tetas de María Guevara contada en décimas por su ahijada Domitila Guevara, ñera safrisca y faramallera como su estirpe lo marca.

¡Tetas las de mi madrina!
la ilustre María Guevara
que lavaba su cuchara
con agua de creolina.
No porque fuera cochina
-más bien todo lo contrario-
Tenía el hábito diario
de limpiar bien sus enseres
Era una de esas mujeres
con un porte vergatario...

Tenía la boca pintada
y un cuerpo que enloquecía
a todo er que la veía
en su burro encaramada.
Con su cayena terciada
por encima de la oreja.
¡Yo quiero pa´ mi esa vieja!
gritaban los caballeros
absortos en er tetero
y queriendo comé armeja             

 ¡María! ¿Qué te-tas viendo
por debajo de la cota?
Parecen dos morocotas
que se estuvieran saliendo.                                               
Y mi madrina sonriendo
montada en su borriquito
iba brinquito y brinquito
sartando entre los tunales,
mientras su busto a raudales
se  descubría  exquisito…

Y así fue como en leyenda
se convirtieron sus pechos,
-Consecuencia de estos  hechos
y de la imaginación sin rienda-
Mi madrina, la tremenda,
la que sus tetas mostrara
sin que nada le importara
ni ofrecer explicaciones,
porque ¡dos buenas razones!
son las de María Guevara

Domitila Guevara.
Safrisca y faramallera



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