“El Barco de Chuo, se alquila o se vende”
DE CÓMO NAVEGÓ LA COMIDA SICILIANA DE CARLO MICHELANGELO CALÓ MANCUSO HASTA EL DOLPHIN DE LA ALDONZA MANRIQUE EN MARGARITA
Historia y fotos por Eleonora Mata M.
@PeriodismodeLeyenda
Dice la canción que el cariño verdadero
ni se compra ni se vende. El amor es definitivamente una cosa muy poderosa;
puede que algunos lo entiendan y otros no, pero muchos lo han sentido tan
profundamente que han sido capaces de dejarlo todo y entregarse por completo a
una pasión, no sólo una vez, sino todas aquellas que sea necesario.
Con el corazón palpitando, con el
miedo clavado en los huesos y ávido de llegar a la América, partió de Sicilia en
1951 Carlos Michelangelo Caló Mancuso. Aún recuerda como si fuera ayer su
primer restaurante llamado Italia; un modesto y pequeño establecimiento en El
Tigrito, estado Anzoátegui, ubicado justo a
orilla de la carretera. Vino a parar a este país después de ser agricultor en
su tierra natal, inspirado en un primo que había llegado primero y le hablaba
de las oportunidades que en esta tierra lejana e inhóspita podría encontrar.
Carlo estaba era un veinteañero
cuando llegó a Venezuela. Junto a su primo arrancó el negocio de vender comida,
en los tiempos en que la industria petrolera era incipiente por los lados de Oriente.
El restaurante Italia vendía “Menú”, una propuesta que incluía sopa, seco,
fruta y café. El precio de este servicio completo aún lo recuerda clarísimo
Carlo mientras me invita insistentemente que pruebe su antipasto:
-
Tres bolívares veinticinco céntimos –dice y
repite-. Tres veinticinco. Servíamos un menú italiano venezolano que ofrecía
antipasto, pasta, lengua, hígado, minestrón y sopa criolla, entre otras cosas.
Al poco tiempo se trajo a toda la
familia y comenzó un periplo que incluyó experiencias como ser empleado en la
Casa del Espagueti, o ser dueño del restaurante del Hotel Nacional, del bar Sol
y Sombra, de una cauchera, de una venta de repuestos, o de una modesta
contratista petrolera, y por supuesto no podía faltar, asumió quizás la que
define como la empresa más importante de su vida, el matrimonio. Contrajo
nupcias con la bella Norma, natural de Upata, quien le dio 4 maravillosos y
laboriosos hijos, todos venezolanos: Enza, Carlos, Pedro y Angelo.
-
Estuve en El Tigrito, en El Tigre, en Cantaura,
en Maturín, en Caracas, y volví a regresar al Tigrito. No me adaptaba mucho a
las grandes ciudades. Siempre buscaba mejorar.
Su segundo hijo, Carlos, estudió
economía en la universidad Santa María de Caracas, y al graduarse regresa a Monagas
a sembrar maní. Era el año 1984, año en el cual refundan también el Restaurante
Italia en su segunda etapa, más moderno y confortable, el cual por cierto aún
conduce su hija Enza.
Carlos vino a Margarita de vacaciones
en 1997, y se quedó en la isla para siempre. A partir de ese momento, comienza
el segundo capítulo de ésta historia.
UN NOMBRE BONITO AL QUE NO
VINCULEN CON ITALIA
-Un día caminada por esta avenida
y vi un letrero en la planta baja del hotel Marbella Mar que decía “El Barco de
Chuo, se alquila o se vende”. Fue en el año 2002, en medio de una cruda efervescencia
política. –Narra Carlos Caló-. Con la participación como siempre de toda la
familia, asumimos el negocio y fundamos el restaurante.
Así fue como nació Pizzería y Restaurant
Dolphin, el 15 de septiembre de 2012, y a los pocos días estalló el paro
nacional. “No teníamos ni para pagar la nómina” recuerda Carlos; después de
este episodio, el crecimiento fue indetenible y el espacio se convirtió en un
sitio reconocido por su excelente comida, de ambiente muy agradable y de atención
esmeradísima, con una barra en forma de
proa de barco que aún conserva de su diseño original, y que es parte del
atractivo que encuentran los habitué de su bar, siempre surtido y medio
escondido para buenas conversaciones.
El Dolphin hizo posible que
Carlos se trajera a Margarita a sus padres en el 2004, también que viniera Angelo de España en el
2006 y finalmente Pedro en el 2007. Por su parte Enza, siempre fiel al
restaurante Italia, se dedicó a cuidar y a operar con esmero este
establecimiento que ya supera los 60 años de historia.
Por qué el nombre, de dónde
surgió, qué relación guarda un delfín con el estilo y concepto de este restaurant?
-Definitivamente El Barco de Chuo
no era el nombre que quería la familia para el nuevo negocio en la isla de
Margarita – cuenta Carlos-. Queríamos un nombre bonito, que no lo vinculará con
Italia o comida estrictamente italiana,
y que comunicará que ofrecíamos comida del mar. El nombre El Dolphing lo
escogimos en honor al pez más feliz del mar, el pez amigo, el pez cercano, y
eso en síntesis es lo que se esmera en garantizar el restaurante, excelente
comida en un ambiente cordial, cercano, familiar y de esmerada atención.
Por cierto, buena parte del
personal de El Dolphin acompaña al lugar desde su fundación, lo que ya dice bastante
de su modelo gerencial.
-El lugar lo definimos como un
restaurante con influencia italiana, de ambiente familiar, donde se siente el
detalle de platos elaborados con ingredientes de excelente calidad, que fusionan
la propuesta siciliana con la cocina
regional.
Entre sus platos más emblemáticos
están sus variados antipastos del día, que incluyen atún en aceite de oliva,
las berenjenas azadas y las sardinas a la vinagreta estilo siciliano. En los
principales no se puede uno perder los raviolis rellenos de raya en salsa de
ají dulce, el manicotti de ajoporro y jengibre, los tortelloni de auyama, y el
parpadelle Don Carlos con jamón serrano, aceitunas negras, tomate seco y
tomates cherry. Las pizzas son un clásico, hechas en horno de leña, delgadas y
crujientes, mí preferida, la Dolphin.
Entre otros datos tenemos que la familia Caló amplio el Dolphin
en el año 2008, anexándole una amplia terraza con aire acondicionado; inauguró en
el 2010 la Pizzería Il Nonno, y más recientemente, hace apenas un año, abrieron la Pizzería La Nonna en el área
de la piscina del Hotel Margarita Real. Cuenta además con un moderno Centro de
Procesos donde entre otras cosas, elaboran su propia pasta, y cuentan con un
amplio almacén de productos locales.
-La mala situación nosotros la
interpretamos como un estímulo para hacer las cosas mejor –resalta Carlos Caló,
quien conduce el restaurante desde su inauguración-. El secreto del Dolphin es
el cuidado y la pasión de una cocina hecha desde el corazón.
Il Nonno, Carlos Michelangelo
Caló Mancuso, ese mismo que llegó como
dijimos al comienzo de la historia en 1951, ya tiene 93 años, y sigue
asistiendo cada día al local para asegurarse de que todo funcione perfectamente.
Por cierto pronto se incorpora a la carta su última creación culinaria, “Pasta
con Ragú de Berenjenas Bebé Margariteñas” con su toque siciliano por cierto.
Gracias Carlos Caló por contarnos
tu leyenda, por regalarnos siempre en los almuerzos tu gentileza y cariño, por resistir, por ser Hijo Ilustre de
Maneiro, por ser homenajeado de Margarita Gastronómica 2017, y por resumir en
tu persona lo mejor de dos mundos….Europa y La América, en síntesis, ese
mestizaje que nos distingue y resalta, y que nos hace tan especiales seres
humanos.
“Restaurant y Pizzería Dolphin” Tripadvisor lo ubica en el puesto 14 de 55
restaurantes en Porlamar. Por cierto, atendido por sus propios dueños.
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