Él, es La Ñera
Historia y fotos por Eleonora Mata M.
@PeriodismodeLeyenda
Llegue al Botiquín “Bar
Restaurant Rincón Tropical” en el corazón de La Guardia por pura casualidad. Es
una vieja casona ubicada justo al lado de la cancha deportiva como parte de las
inconsistencias a las que nos tiene acostumbrado nuestro enigmático país, o más
más bien, como parte de las contradicciones que forman parte de la vida misma
del personaje al que vamos a referirnos en esta historia.
-¿Tú no conoces este bar? Me
preguntó Juvenal lleno de incredulidad.
En segundos cruzamos la calle y
nos metimos por la entrada de atrás al lugar que desde el inicio causó en mí no
sólo gran curiosidad, sino debo confesar, cierto estupor de imaginarme como a
escasos 10 metros del espacio deportivo y sólo escondido tras un alto muro, se
encontraba un mundo donde la vida además de distinta, parecía concentrar mucho
más que alcohol.
-Dios!!!! Pero si es “La Ñera”
exclamé dejando asombrado a Juvenal, luego de ver los carteles, fotos y hasta
cuadros al óleo que exponen la imagen del conocido y controversial personaje.
Su nombre de pila es Daniel
Indriago. Natural de Porlamar aunque este año 2018 se cumplen 50 años que llegó
y se instaló para siempre en La Guardia.
En el año 1979 Daniel alquiló la
casa donde montó y aún permanece su conocido “Bar Restaurant Rincón Tropical”,
que es un auténtico museo no sólo de lo que ha sido su propia vida, sino además
por exhibir infinidad de artesanías, antigüedades y corotos varios que integran
el variopinto espacio donde después de La Ñera, la cerveza es la reina.
Inmediatamente me posee por
completo la esencia de reportera y me adentro en las profundidades del bar en
busca de la leyenda. De pronto un personaje ya entrado en años, voluminoso, con
la rubia cabellera con la que le recordaba, y con sus cejas perfectamente
delineadas, me sale al paso y me da las buenas tardes. Él, es la Ñera.
No le veía desde el año 1984
cuando cubrí para el Diario El Caribe los Carnavales Internacionales de
Margarita, e indiscutiblemente, los trajes de fantasía, las comparsas y la
siempre apoteósica aparición de La Ñera en escena, era todo un espectáculo.
“Soy homosexual, gay y
transformista –dice en un video homenaje que le hicieron el año pasado
agregando de inmediato-, pero también soy una persona”.
Este personaje que recuerdo fue
objeto de grandes cuestionamientos y hasta de persecuciones por no esconder
jamás su manera de ser o su opción de género, además de ser un referente en lo
que fueron los carnavales de la isla, ha sido y es un gran luchador social que
atiende a desamparados, enfermos y ancianos, consigue medicinas, busca libros
para los niños de escasos recursos, y reparte comida a los hambrientos.
“Qué traerá La Ñera este año”
Con esta frase los miles que
salían a las calles para ver y disfrutar los desfiles de Carnaval, esperaban
ansiosos el paso de “La Ñera” que acumula 17 primeros lugares, participó en
carnavales de varias regiones del oriente y hasta de Aruba, y llegó a integrar
comparsas de hasta 150 participantes y a destacar por los trajes más
exuberantes de los desfiles.
Y el tiempo pasa y nos vamos
poniendo viejos. Atrás quedaron los escándalos de Daniel de quien se decía
atraía a muchachitos al Bar La Piragua –donde empezó en La Guardia antes de
tener su propio local- o que era un mal ejemplo para los jóvenes por su
desparpajo y siempre atrevida conducta con la cual retaba las miradas que le
seguían en La Guardia y en todo su andar y desandar por Margarita.
Él, es La Ñera, y me la volví a
encontrar en este nuevo camino dentro del territorio de azules donde hoy
habito. Y volví a escribir de ella, ya no por sus disfraces, sino por el ser
humano que es, por su perseverancia, por su autenticidad.
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