MARGARITA ORGULLOSA DE LA MAGIA Y ARTE DE SU CARPINTERÍA DE RIBERA

Historia y fotografías de 
Ima Rosa Rivas Varela
@PeriodismodeLeyenda

Hay una mezcla de arte, ciencia, tradición e intuición que en Europa se considera en desuso y ha sido reemplazada por técnicas modernas y otros materiales. Se trata de la construcción artesanal de embarcaciones de madera, conocida como carpintería de ribera, oficio que en el oriente venezolano se practica normalmente y en Margarita tiene a uno de sus mejores exponentes.



Nulce López cumplió 60 años de edad  y más de 40 haciendo barcos, es parte del lado humano y admirable de la construcción de botes pesqueros de madera en la isla de Margarita.  “Comencé a trabajar muy joven, desde niño hacía barquitos de madera y los hacía navegar, esos eran mis juguetes, los hice hasta de metro y medio. Nací en Tolete en la costa de Paria, mi papá sembraba la tierra y tenía un peñero, no había vías, ni carreteras, así que sacábamos la cosecha en bote, por lo que crecí entre el conuco y el mar” nos cuenta Nulce un sucrense curtido por el sol, tímido con las palabras, mirada limpiay sonrisa buena.“Fui instructor del INAGRO, un instituto apéndice del antiguo INCE,preparaba gente para este oficio, pero eso se acabó, esas clases no se volvieron a dictar y la mayoría de los que enseñaban se murieron, sin embargo no creo que este oficio se acabe, aquí en Margarita todavía hay gente que sabe. Se construyen y reparan barcos en los astilleros de  Chacachacare, Boca de Río, Casitas del Guamache y en Boca de Pozo”, explica“a los botes hay que hacerles mantenimiento, revisar y cuidar la madera, hay algunos con más de 80 años navegando y en muy buen estado” 



La carpintería de ribera nace con la navegación, el primer pueblo del cual se conocen las técnicas de construcción es el antiguo Egipto que fabricaba barcos  desde el año 3000 a. c.  La madera fue el material básico empleado en la elaboración del casco y la arboladura de las embarcaciones hasta el primer tercio del siglo XIX en que comenzó a utilizarse el hierro y el acero en forma de planchas y piezas fundidas.  Posteriormente, a partir de los años setenta la madera continuó perdiendo posiciones a favor de  materiales compuestos, principalmente resinas con fibras de vidrio y la eventual utilización del aluminio. 

Lo primero para hacer un buen bote es la escogencia de las maderas dice Nulce “las mejores son: saquisaqui, pardillo, yaque, araguaney, carapo y laurel. Aquí en Margarita se utilizaba mucho el yaque pero se ha ido acabando y hay restricciones ambientales para su tala”El perdió la cuenta de los barcos que ha hecho a lo largo de su vida, pero recuerda que en los dos últimos años ha construido 4 esqueletos para botes de pesca de altura, y dos que está comenzando.

Para cada uno de estos, sus manos hábiles y las del equipo que lo acompaña, tallaron el casco, trazaron las formas, buscaron la madera y a lo largo de los meses elaboraron las plantillas, serraron las maderas, pusieron la quilla, la roda y el codaste, levantaron pieza a pieza cada máquina complicada y hermosa, cada embarcación tradicional venezolana, con su proceso riguroso, perfecto, sin instrumentos sofisticados, ni planos computarizados, sin teoría, solo la oralidad transmitida de sus padres o de los carpinteros mayores a los menores,  todo impregnado de un componente mágico que hace parecer que la geometría y la física se imponen y lo que impera es la habilidad y el ingenio.

 “Aquí en la isla comencé haciendo peñeros, primero para mí, luego para vender, los hacía en lo que ahora es el Paseo Guaraguao, luego me dediqué a la pesca por unos años  -relata con risa pícara- iba a Guyana, a Brasil, navegaba durante días pero eso me trajo problemas con mi pareja porque era celosa, creía que todas eran mis novias” “Tengo dos hijos una médica y un licenciado en informática y ya voy por cuatro nietos, trabajo todos los días, desde que amanece estoy en esto”.

Y con la euforia del día en su mejor hora, con el sol del Caribe sobre su rostro, haciendo lo que sabe y siente su corazón, vuelve a lo suyo Nulce López, un venezolano común que sin ser erudito tiene conocimientos admirables, un artesano extraordinario, un hombre laborioso, fabricante de sueños navegantes, creador de ilusiones de mar y de madera.








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