LOS GRANDES CULTORES DE LA MARGARITEÑIDAD
Por EMILIA MARCANO QUIJADA.
@PeriodismoDeLeyenda
Para el turista que nos visita cada año, la Isla De Margarita tiene mucho
que ver y disfrutar: playas, música, empanadas de cazón, ferias gastronómicas, fiestas
patronales, parrandas y lugares paradisiacos que obligan a volver de nuevo,
porque esta tierra, enamora. En esos recorridos que la gente hace por sitios
históricos, iglesias, restaurantes y centros comerciales, siempre surge de
forma natural una costumbre que mezcla el arte ingenuo del contador de
historias, con la forma de ganarse la vida más tradicional que se conoce de los
niños de Margarita.
Es parte del periplo del turista tropezarse con estos niños en las
maravillosas playas de la isla. Cada uno de ellos sabe de memoria los relatos
de origen ancestral que sus padres y abuelos interpretaron en tiempos donde se
compraba un kilo de arroz por un centavo y con dos centavos llevaban carne,
pescado o pollo a la casa. Los relatos se refieren en concreto a los orígenes históricos
de lugares, poblaciones y personajes envueltos en relatos que cada niño declama
de la forma clásica en que sus ancestros lo hicieron. Contar la historia de
Juan El Griego, un soldado al servicio de la corona que llegó a estos confines
del mundo en busca de aventuras y cuyo nombre se quedó sembrado en el Municipio
Marcano, forma parte del obligado repertorio de estos pitufos con venas de
artistas que usan el cuento y la narrativa, amén de una excelente memoria, para
ganarse la vida con honradez y dignidad:
Buenas tardes, mi nombre es José
Y yo le vengo a contar
La historia del Fortín De La
Galera
que empieza así…
El intro es siempre el mismo en este despliegue de lirismo y arte escénico
que es ejecutado por cada pequeño con la cadencia y ritmo que aprendió de sus
padres. El estilo en la declamación es único. Es imposible precisar el origen
del autor de estas historias que se pierden en tiempos donde Cubagua relucía de
bonanza y esplendor y era el centro de la cultura y la vida de una tierra que
nació como Afrodita en la espuma del mar. Lo que más conmueve de esta
manifestación literaria es que en cada relato está inmersa la vida y razón de ser
de nuestra identidad como pueblo; el orgullo y amor por las tradiciones que
aquí se atesoran y conservan.
A la entrada del fortín
usted verá a toda la laguna,
La laguna de Los Mártires.
Allí se mataron dieciocho
margariteños;
no querían ser esclavos
del Español Morillo…
La magia que despierta el relato de la voladura del Fortín; la gallardía de
Francisco Adrián que, herido, atraviesa a nado la bahía con un cabo de tabaco
para prender la mecha, volar el Fortín y derrotar a los españoles, genera un
sentimiento que atrapa al turista, al navegado y al margariteño que, como antaño
hicieran sus padres, le enseña las historias aprendidas de memoria a sus hijos
recién nacidos, como una dulce canción de cuna. Es en esa transmisión literaria,
plena de lirismo y poesía, donde se encierra la verdadera magia de las islas de
Margarita y Coche. Sus historias, un tesoro literario que va de padres a hijos,
llena de orgullo a nuestra tierra y sigue siendo hoy en día la forma más bella
que nuestros muchachos tienen para, a punta de arte y declamatoria, ganarse la
vida y erigirse como los grandes cultores y difusores de nuestra
margariteñidad.



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