La historia detrás de “El Langar de Sumito”, “Guillermina” y “Amaranto”
Ya no basta solo con tener buena cocina y un servicio acorde con el
target o el abolengo del espacio; hoy la buena cocina reclama tres ingredientes
muy especiales para consolidarse en la mente y en las emociones de quienes están
dispuestos a traspasar la puerta de un afamado restaurante. En este trabajo de MatasistePuntoCom, vamos a revelar como tres lugares de culto
en la isla, lo han descubierto.
Todo está entrelazado con
las más afinadas estrategias reputacionales y de branding contemporáneo.
Repetimos, la buena cocina ya no es suficiente, el comensal reclama y espera más
de su experiencia cuando decide visitar un restaurante, y esta será o no
memorable, o tendrá el valor de ser posteriormente compartida y repetida, en la
medida de que el espacio además de buenos platos tenga diseño, historia y
sensorialidad.
El
Langar, una palabra hindú, una religión, la Casa de Todos
Vamos a empezar por el
exitoso espacio El Langar de Sumito
que acaba de arribar a su primer año,
y que está ubicado en la calle Lárez con calle El Dique, casa ICTC, La
Asunción. Más allá de la extraordinaria conjunción de sabores, texturas y
formas de sus platos, así como de la exquisita reinterpretación que ha hecho de
la cocina margariteña y mantuana, el espacio ocupa el lugar donde se guardaba a
mediados del siglo XX, el agua para fabricar la cola Espartana, refresco que durante
muchos años se elaboró para placer y gusto de los residentes insulares.
El Tanque, ahora convertido
en lugar de clases, tertulias y reuniones dentro de la programación del
Instituto Culinario y Turístico del Caribe y la Fundación Fogones y Banderas,
exhibe en su interior los ladrillos originales en una pared desnuda que arranca
suspiros a quien tiene la dicha de contemplarla.
En el restaurante, los ojos van
descubriendo detalles especiales como los objetos ubicados dentro de las mesas,
que fungen de vitrinas, al estilo de una
gran puesta en escena distinta y única para cada una de ellas. Un seibó, platería,
cristalería, cuadros ingenuos, y un
exhibidor con productos artesanales de la isla, se funden en un espacio
dominado por tonos amarillos tostados.
Afuera, enredaderas, corotos
y árboles llenan de fresco el espacio, mientras que la puerta de cuadritos de
vidrio enmarcados en una estructura roja, abre y cierra el tránsito de
visitantes y platos. En síntesis, como dice su propio slogan: Comida venezolana
para reconfortar el alma.
Langar es el término utilizado en la religión sij (El sijismo es
una religión india fundada por Gurú Nanak 1469-1539, que se desarrolló en el
contexto del conflicto entre las doctrinas del hinduismo y del islam durante
los siglos XVI y XVII), para denominar el comedor comunitario donde se sirve
comida gratis en una gurdwara (lugar de culto de la religión sij) a todos los
visitantes, que comen juntos sin
distinciones de raza, género, etnia, religión, o riqueza personal.
Atención: El Langar de Sumito se encuentra de vacaciones
colectivas hasta el miércoles 25 de octubre.
Guillermina: Cocina de
Bodega
En la esquina que los asuntinos aun identifican como
la Bodega de Pablo, porque precisamente allí funcionó por años el
establecimiento en cuestión, una casona
gris que ha sido deliciosamente reconstruida, es desde abril de 2016 sede del
restaurante de más clase de la isla de Margarita.
Es Guillermina Restaurante, una suma de antigüedades
y detalles costumbristas finamente incorporados al espacio, que incluso
conserva su patio central, una biblioteca, un mobiliario ecléctico, y más recientemente
como resultado de una ampliación, cuenta con una gran sala clásica bajo una lámpara
monumental de cristal y espejos enmarados en dorado.
Ubicado en la Calle Unión, casa Nº 26 de La
Asunción, el restaurante es un auténtico bombardeo visual y de otras múltiples experiencias
sensoriales, que encuentran en la carta en pizarra, los caldos en cacerolas, los
platos sazonados con una fuerza explosiva, y en su coctelería creativa, una mezcla definitivamente imborrable para
quien la transita.
Pónganle atención a esta explicación que da su
creador Carlos Guerra, quien también es uno de los dueños del hotel Isabel La Católica,
en Pampatar, y recuperó un antiguo alambique de ron bautizado Altagracia: “Buscamos
amarrarnos a la historia que siempre tiene alma. Eso le da carácter a los
lugares”.
Por cierto, Guillermina era el nombre real de la esposa
de Pablo Quijada, el dueño de la bodega.
Su oferta se identifica como cocina de bodega (en la
cual los platos cambian a diario según el mejor producto que llegue directo de
los mercados). Mi preferido, el pulpo a la brasa y sus postres de chocolate.
Amaranto librería- galería
restaurante sofisticado e inteligente
Cerrando esta trilogía
ahora le toca el turno a Amaranto, el restaurante más antiguo de los tres, pero
el concepto más actual y desafiante. Se define como “Cocina Neotropical”.
Es una galería de arte,
con librería, en un espacio donde se realizan conversatorios, cines foro, y se
desarrolla una movida intelectual como ninguna otra en la isla.
Su “bibliobarra” cuenta con
libros a la orden para quienes deseen comprarlos o leer mientras toman un
mojito de la casa con ají margariteño o tomate de árbol. Cuentan con una carta
que comparte los platos a través de historias. “Esta es nuestra burbuja. Más
que un restaurante es una experiencia”, lo explica Oswaldo Páez, uno de sus creadores. Amaranto es un ejercicio de
investigación gastronómica y artística.
“Quien no
sabe lo que busca, no entiende lo que encuentra (Claude Bernard), es una de las tantas frases reflexivas con las
que se topa el comensal junto a la repetida aparición de la imagen de José Gregorio
Hernández, que circula en todos los espacios de Amaranto.
Aquí reproducimos una de
las historias que recoge su carta “fotocopiada” : Hay más que MERO en el mar
Aunque es uno de los
peces más apreciados, muy pocas personas saben que algunas especies están en
peligro de extinción. En el mar existen otras especies, tan o más ricas que el
mero como pueden ser: Sierra, Jurel, Mondeque, Medregal, Dorado, Pargo, Pez
Loro, Palometa, Lenguado, Pez Espada, Atún Aleta Amarilla, Tahali, Papano,
Picua y Cucumo, entre otros. El Chucho (Aetobatus Narinari) también es otra
especie que está en peligro de extinción, así que por Chucho pida Raya.
Por esta razón:
"aMARanto Cocina
Neotropical no ofrece ni Mero, ni Chucho en su Menú"
Amaranto aprovecha los ingredientes
locales en una propuesta que no se restringe a fronteras: pueden ofrecer una
conjunción de la cassoulet, en versión de la isla y cercana a la sopa de
pescado frito, por ejemplo. Los domingos tienen un brunch con una gustosa
particularidad: desayunos margariteños, pero también zulianos, trujillanos o
caroreños. Sus ceviches, son altamente recomendados.
El restaurante Amaranto
está en la calle Joaquín Maneiro de Pampatar en la isla de Margarita. Abre de
miércoles a sábado de 7:00 pm a 11:00 pm. El domingo de 10:30 am a 3:00 pm.
Conclusión
de estas tres historias: Buena comida como excusa para narrar historias y mostrar diseño. De eso se trata, de hacer
Leyenda.
Disfrute de las fotos y adivine según la historia, de quien es cada cual.
Eleonora Mata Mirabal
@PeriodismodeLeyenda
Eleonora Mata Mirabal
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