EL ARTE NAÍF SE TOMA SU CAFÉ EN TAPARA
Leticia Rojas Rivas.
@PeriodismodeLeyenda
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“El Arte de Pintarte”… Un sencillo
título de una popular canción española de los años noventa, aunque medularmente
nada superficial en letra y contenido. Así
es el Arte Naif, (del francés naïf,
'ingenuo') que es el término que se aplica a la corriente artística
caracterizada por la “ingenuidad” y la espontaneidad y por el autodidactismo de
los artistas que lo producen; Un arte repleto de colores brillantes y
contrastados, cuya perspectiva y enfoque son captados por la intuición (yo a esta
última la llamo “la magia que protege al inocente”) que se concibió con el
objeto de traer de vuelta la pureza del “sentirse niño” a través de la pintura
y el dibujo. Una forma de expresión que también dio pie a nuevas formas de
hacer arte como la ilustración, que retomó sus propuestas para transformarlas
en increíbles piezas gráficas, muchas veces utilizadas en cuentos o libros para
niños, en avisos publicitarios o en portadas de trabajos musicales.
En un principio, los artífices del arte
naïf no se dedicaron a éste como una actividad principal, sino como una
actividad al margen de sus profesiones respectivas. Buscaban huir de lo convencional
y no concebían el arte como creación trascendente, sino como un reflejo de su “despreocupación”
y de serenidad interior. Hoy en día, ante la difícil situación económica del
país y ante la necesidad inminente de
buscar alternativas para obtener ingresos, muchos artistas naif hacen de su arte su principal actividad económica.
Tal es el caso de Alesis Rojas y de
su familia, quienes ante miles de piezas de taparas de todos los tamaños, de pinceles
y de recipientes que contienen “sueños en colores radiantes”, se reencuentran a
diario con su niño interior en el taller que tienen en su casa de La Asunción,
para hacer del arte su manera de vivir y de ganarse la vida.
“A mí desde pequeña me gustaron las
manualidades; junto a mi hermana gemela aprendí, y compartí con ella, el entusiasmo
por bordar, por tejer… pero fue en la pintura donde verdaderamente encontré mi
verdadera vocación y no se me da nada mal”
- Nos dice Alesis sonriendo mientras no separa la vista de una de las
piezas que está pintando; una totuma en forma de fruta a la que un rato después
veríamos – maravillados por los colores y el limpio trazo- convertida en una original
naranja cortada por la mitad.
La Tapara o Totuma (la palabra “totuma”
viene del dialecto indígena chaima) es
una vasija de origen vegetal, fruto del árbol del totumo o taparo (Crescentia
cujete) que en toda Centro América, Bolivia, Colombia, Venezuela y Panamá
utilizan generalmente los pueblos originarios como implemento de cocina. También
se usan para contener líquidos y sólidos, beber agua, café y otros usos, y Alesis Rojas
convierte este autóctono utensilio en una obra de arte.
-“Yo comencé hace años pintando en
madera – Nos cuenta Alesis- Pintaba peces y motivos marinos sobre piezas que convertíamos
en bandejas, porta llaves para las paredes, “pines con imanes” para las neveras…
y todo eso lo llevábamos a vender al mercado de artesanías que estaba en el
Puerto del Guamache. Allí, eran otras épocas, llegaban los grandes cruceros de
todas partes del mundo y vendíamos muchísimo, así que mis piezas, mis peces que
se hicieron famosos, pueden estar luciendo en la nevera de un hogar alemán o en un
recibidor en Francia o en Canadá”
El taller de Alesis tiene una luz
maravillosa. Trabajan, prácticamente, debajo de una inmensa mata de mango,
donde los pájaros se acercan a buscar la comida y agua que su esposo, Wladimir
Rojas, les pone colgando de las ramas del árbol también en totumas. (Si... es el mismísimo que nombra el maestro Billo´s en su canción… “Y una serenata
con Wladimir voy a dar, en Margarita)
Continúa Alesis: -“Es un oficio que
hacemos en familia. Wladimir es el encargado de la materia prima; compra las
taparas y luego, ya en casa, las limpia mediante un proceso que es bastante
meticuloso, pues la superficie debe quedar lo suficientemente limpia y lisa
para que el trabajo quede impecable. Mi hija Gladys, cuando los estudios en la
universidad le dan un respiro, también se pone a pintar conmigo… Ella les da un
toque especial y personal a las piezas. Creo que mi hija me superará a futuro,
cosa que me alegra, pues me complace mucho que comparta conmigo esta afición
por el arte y la artesanía”
Alesis y familia exponen y tienen a
la venta sus maravillosas taparas todos los sábados en el Mercado de arte de la
Asunción. Sus piezas son exclusivas y están especialmente tratadas para que
puedan utilizarse, además de adornar, con alimentos y bebidas tanto frías como
calientes. Pueden contactarlos también a través de las redes bajo la firma de Tapara´s Art y por el teléfono que aparece en la foto.
Y mientras voy escribiendo este
articulo, me tomo mi “cafecito en tapara” en una de las hermosas piezas que me regaló Alesis Rojas mientras la
visitaba para esta entrevista; Un cafecito con ese sabor especial: el sabor de
todo el cariño que ella le pone a su trabajo y su ARTE para crear piezas de
leyenda….
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