ISABEL ALVA: "¿Cuándo es tarde para soñar?"

La visita de Matasiete Punto Com  al restaurant "El Rocoto" en Porlamar, tiene hoy un sabor a novela. Al llegar, lo primero que inunda el alma es la atmósfera pequeña y cálida, las banderas del Perú y el tricolor venezolano están presentes en la acogedora estancia; todo es aroma de buena cocina y actividad incesante. Eleonora y yo sonreímos cuando la protagonista de estas líneas nos recibe con su clásica hospitalidad y entusiasmo:
Casi llego con ustedes.  ¡Bienvenidas!

Nos sentamos junto a la afamada chef en una mesa. Me doy un gustazo con el frappé de limón y hierbabuena - una exquisitez de El Rocoto que me encanta - y entre preguntas, risas y anécdotas comenzamos a conocer  la historia de una mujer de leyenda.

Isabel Alva ve la primera luz del mundo en Trujillo, Departamento de La Libertad, cuna de la legendaria cultura Mochica, hija del sol del Perú. La infancia está envuelta en vivencias inolvidables; su educación Teresiana forma parte de la tradición de una familia llena de altas personalidades de la política de su país, ligados todos a la lucha por la democracia. El amor por la cocina llega de la mano de su padre, Don Alfonso Alva, que acapara el espacio de recuerdos y da a los ojos de Isabel un brillo especial mientras nos cuenta:

Desde muy pequeña fue papá el que me contagió el amor por la cocina. Cada vez que llegaba a la casa, en vez de darme un libro de cuentos, me daba un recetario y me decía: "Aquí tienes, hijita, unas recetas para que termines de convencer a tu mamá" yo era tan pequeña que para hacer la comida tenía que treparme sobre una silla. Mis padres procuraron que tuviese la mejor formación, esa fue su herencia. Soy Licenciada en Educación, egresada de la Universidad Católica de Lima. La docencia y la cocina están presentes en todo lo que hago desde que tengo memoria.

Los destellos de la infancia feliz se difuminan en las sombras. El rostro de Isabel se torna grave al rememorar la llegada de la destrucción y la barbarie al Perú, vestidas de camuflaje militar, en la terrible dictadura de Velazco Alvarado en la década de los 70.
El dictador expropió las haciendas de mi familia y mi padre quedó en la ruina, perdió todo por lo que había trabajado toda su vida. Velazco Alvarado solo llegó al poder y dijo: "exprópiese" recuerda Isabel con tristeza.

La llegada de Sendero Luminoso se alterna con los dictadores y autócratas que destruyen al país, mientras ella llega al matrimonio, la familia y los hijos. La tragedia de la vida en un Perú devastado por el terror y el despotismo militar, es cada año de mayor magnitud. La unión matrimonial termina e Isabel, en pro del bienestar de sus hijos, decide salir del Perú en busca de armonía y paz en las fértiles tierras de un país lleno de prosperidad: Venezuela.

Con sus dos pequeños de la mano, Isabel arriba a su primera escala: Mérida, donde se dedica a múltiples actividades comerciales. Durante 21 años ofrece a restaurantes de gran renombre como "Entrepueblos" tortas, postres y delicias culinarias. Desde el hogar, diseña menús que sus hijos promocionan por todo el vecindario - comienzan así a edificar el negocio familiar -.

Los niños crecen, inician estudios superiores; Giancarlo se inclina por las actividades administrativas y Karin se apasiona por la Hotelería y el Turismo. Al graduarse,  Karin consigue trabajo en la meca del turismo nacional de todas las épocas: Margarita. Así llega la soñadora del Perú a Nueva Esparta y junto a su familia abren el restaurant El Rocoto, con 9 años de exitosa vida en la isla hasta el día de hoy.

El aprendizaje de todos estos años le da a la Chef Isabel Alva, una autoridad moral incuestionable cuando afirma: Recomiendo a los jóvenes que hagan lo que hizo el Perú. No todo está perdido, lo mejor está por venir. Al emigrar deben saber que están representando a su país y que por eso deben ser los mejores en todo lo que hagan. Deben prepararse para enfrentar con éxito las dificultades que surjan. ¿Cuándo es tarde para soñar?

Giancarlo y Karin acompañan y apoyan a la venerada madre en su perfomance culinario. La chef se excusa unos momentos pues el local comienza a llenarse de clientes y debe trabajar. Entra y sale de la cocina, supervisa personalmente la ejecución de cada plato con los estándares de calidad que ella acostumbra. Mientras degustamos un chupe de pollo exquisito, Eleonora toma algunas fotos. Todos los días El Rocoto recibe la visita de decenas de comensales y fans de la excelsa especialista en comida peruana que no se amilana ante la crisis y demuestra que con ingenio y ganas SÍ es posible mantener una trayectoria exitosa en la gastronomía insular.

El  postre llega de las manos de Isabel. Otra delicia que puedo disfrutar sin remordimientos, hecho para nosotras con todo el amor del mundo por el talento y la creatividad de una mujer excepcional que llega a Margarita y decide que este es su definitivo hogar. Con un cafecito de remate nos despedimos con la promesa de que celebraré en El Rocoto mi cumpleaños y que Eleonora me acompañará ese día. El abrazo que nos dimos es la promesa de que volveremos a vernos en este rincón del Perú, hecho por una mujer que ama a Margarita.

Siempre que voy a El Rocoto, le escribo un poema y no sé para qué, si todo en Isabel Alva está envuelto - con lazos del Perú y nuestra tricolor - en la más divina poesía.

Emilia Marcano Quijada.
@PeriodismoDeLeyenda.

Isabel al centro junto a sus cocineras estelares y su hija Karin. Toda la magia de Rocoto en pleno escenario de la faena, su cocina.

Atendiendo a sus comensales con dulzura y dedicación.

La fusión en todo su esplendor: Yuca a la Huancaina.

Giancarlo y Karin acompañan y apoyan a la venerada madre en su perfomance culinario

Un trío inseparable. Una familia de leyenda.

Giancarlo en plena preparación de su limonada con yerbabuena.



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