El amor y la fe del margariteño por la Virgen del Valle dan para todo. Desde el acto de su coronación en el año 1911 y hasta estos días cálidos de todos los meses de septiembre, los habitantes de la Isla de las Perlas se reúnen a celebrar a “su Virgen” de muchas maneras; A La Virgen la visten de gala… A la virgen la “acercan” a sus fieles cada primero de septiembre bajándola de su altar y exhibiéndola, hermosa, excelsa y más próxima, en un altar especialmente adornado para ella en la Basílica menor del Valle del Espíritu Santo… A la representación de La Virgen la pasean por todos los pueblos insulares…. A La Virgen la pintan, le regalan flores, le escriben, la sueñan…. y de una manera muy especial, a la Virgen le cantan…
Y fue en Pampatar esta vez, que acudimos emocionados a uno de los actos más bonitos que nos haya tocado disfrutar para celebrar a nuestra Virgen. Enmarcado en una sencillez admirable –y califico este hecho de admirable, porque fue realmente lo que le dio singularidad a este evento – dentro de una atmósfera mágica y un público entregado a la devoción y a la tradición, y con el impulso del grupo Casa Caranta Restaurante, se reunió un grupo de artistas margariteños para interpretarle canciones y ofrecerle sus creaciones a la virgen; Unos muchachos que ejecutaban magistralmente instrumentos clásicos de cuerda, pertenecientes a la Orquesta Sinfónica de Nueva Esparta, acompañaban al maestro Juan Rojas, que con su Cuatro se paseaba por todos los pasajes que en letras y música nos llevaron por toda Venezuela, para acercar a todos los gentilicios de este país a la Virgen del Valle; “Porque a la virgen todos la quieren”… decía Claudina mientras emocionada le cantaba ella también.
El momento también fue propicio para que, en letra de la Poeta Emilia Marcano Quijada y música del maestro Rojas, la MARINERA ESPARTANA, ¡Una canción bellísima! fuera ya, desde ayer, de todos nosotros.
Fue anoche en Pampatar, si. Pero en toda la isla, en todo el oriente, en toda Venezuela, el amor por la virgen vibró en toda dimensión, y un solo canto se escucha en el corazón de todos los que la aman. ¡SALVE VIRGEN!. Nuestra protectora. Nuestra capitana.
Leticia Rojas Rivas
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